De finales de septiembre a octubre, plazas y pabellones cubiertos en Europa se llenan de setas, castañas, calabazas, uvas y vinos jóvenes, creando un circuito perfecto para pasear, probar y entender cómo cambia la cocina cuando llega el frío suave del otoño.
En estas ciudades, el mercado es punto de encuentro: puestos con producto recién cosechado, degustaciones breves y bares de entorno donde el menú del día se construye con lo que dictan la vendimia y el bosque, sin prisas ni aglomeraciones de verano.
1. Lyon 
La capital gastronómica francesa vibra en sus halles y mercados al aire libre, donde las setas de temporada y quesos regionales marcan la pauta, y los bouchons ajustan cartas con guisos y tartas saladas que reconfortan al caer la tarde.
Entre puestos, el beaujolais joven y los embutidos artesanales acompañan paradas cortas a mesas altas, ideales para enlazar con paseos por colinas y riberas iluminadas con luz dorada.
2. Turín 
Bajo sus pórticos, Turín ofrece mercados con hongos del Piamonte, avellanas y calabazas que alimentan risotti y pastas de mantequilla y salvia, sumando chocolaterías y cafés históricos para cerrar la ruta dulce.
El clima templado favorece caminar entre plazas y museos sin colas, y los heurigen urbanos contemporáneos maridan vinos locales con tablas sencillas en ambientes acogedores.
3. Múnich 
Más allá del Oktoberfest, los mercados muniqueses se pueblan de calabazas, panes oscuros y salchichas estacionales perfectas para improvisar picnics en parques que cambian de color cada semana.
Las cervecerías incorporan estilos de temporada y la ciudad se presta a rutas en bici suaves entre barrios y riberas, con tardes de luz limpia para fotografías.
4. Oporto 
Oporto combina nuevos espacios gastronómicos con tascas tradicionales donde brillan guisos, conservas y quesos, y en la calle aparecen los puestos de castañas asadas que perfuman el casco histórico.
Cruzar a Vila Nova de Gaia permite degustaciones breves de vino, y los miradores sobre el Duero encajan una secuencia perfecta entre dulce y salado con vistas.
5. La Valeta 
En Malta, octubre conserva días suaves y mercados con tomates, aceitunas y miel local, ideales para armar almuerzos sencillos entre paseos por murallas y miradores del puerto.
La menor afluencia respecto al verano facilita explorar iglesias y patios barrocos sin prisas, sumando terrazas donde probar vinos y panes locales en ambiente relajado.
Razla Sharon